CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con tensos momentos de polémica y confrontación, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está construyendo una compleja relación entre el poder oficial y los medios de comunicación en México. Pero más allá de todo comentario que simplifique posturas en defensa del gremio periodístico o a favor del gobierno, esa relación no puede –y no debe– definirse con facilidad ni premura: se trata de un problemático replanteamiento del lugar del Estado como un pretendido proyecto de “transformación” política. Al mismo tiempo, sin embargo, este proceso exige un examen crítico del papel que desempeñan los medios en el presente neoliberal de nuestra sociedad.
El escenario de esta nueva relación, como sabemos, fue preparado por el propio poder presidencial. Cada mañana, AMLO determina el ciclo de noticias en el país con una alargada conferencia de prensa donde se discuten políticas públicas, muchas veces de modos contradictorios y desconcertantes, y donde también se atienden preguntas directas de reporteros y ciudadanos.
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