CIUDAD DE MÉXICO (proceso).– Comprometida con ganaderos amigos, con las figuras importadas de siempre y con su peculiar manera de promover la fiesta de los toros, la empresa Tauroplaza México, S.A. de C.V., propiedad de Alberto Baillères y Javier Sordo, ambos empresarios y ganaderos, no atina a comprometerse con la tradición taurina, con la bravura ni con el público en el tercero de los cinco años acordados con el propietario de la Plaza México, Antonio Cosío Ariño.
Luego de 23 años de autorregulada y poco transparente gestión de la plaza a cargo de la mancuerna Miguel Alemán Magnani –hoy demandado por Televisa– y Rafael Herrerías Olea, el aficionado abrigó la esperanza de que la nueva empresa –Baillères lleva más de medio siglo como empresario taurino y es propietario de plazas en Aguascalientes (2), Guadalajara, León, Monterrey, Ciudad Juárez, Irapuato, Acapulco y Mérida (2), más cinco ganaderías, una de ellas en España– sabría remontar los mediocres niveles de la empresa anterior.
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