CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La noche del jueves 7 un sismo remeció varias entidades del sur y del centro del país. De 8.2 grados Richter –considerado el más intenso en la historia moderna de México–, el movimiento telúrico se ensañó con Oaxaca, Chiapas y Tabasco, donde hasta el cierre de esta edición se contabilizaban 61 muertes y serios daños en la infraestructura de algunos municipios, como el de Juchitán, donde la noche del viernes la gente se aprestaba a dormir a la intemperie por temor a que una réplica acabara de tirar las edificaciones dañadas.
En lo que podría considerarse un mal augurio, la furia de la naturaleza golpeó a México un día antes del arranque del proceso electoral 2017-2018 –con el que se renovarán la Presidencia, el Congreso federal y varias gubernaturas– y al término de una crisis que amenazó con paralizar al Poder Legislativo y que prefigura la rudeza que se impondrá durante las campañas.
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