CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Durante las protestas por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, hubo una frase que corrió a lo largo y ancho del país y que señalaba con toda claridad al actor fundamental de la violencia que vivimos: “Fue el Estado”. Las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) y los ataques a sus miembros, que concluyeron con su salida del país, no hicieron otra cosa que confirmarlo.
Recientemente el hallazgo de las fosas clandestinas de Tetelcingo, en el municipio de Cuautla, Morelos, donde la Fiscalía del estado enterró como basura 150 cuerpos, vuelve a poner en el centro de la violencia al Estado.
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