Toledo, por amor al beisbol

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- En el verano del año 2000, a Graciela Iturbide se le antojó tomarle unas fotos a Francisco Toledo “con avestruces”. Sabedora del amor que el artista oaxaqueño le tenía a los animales, lo animó a viajar a la Mixteca a un criadero. “Pero espérate, le voy a pedir a Alfredo Harp que me preste unos arreos. Fíjate que las patas de avestruz se parecen a lo que se ponen los catchers en las piernas”, le dijo. Toledo el artista.

Muchas de las fotografías que Iturbide le tomó a Toledo durante las casi cuatro décadas que la amistad los mantuvo juntos fueron idea de ambos: ella proponía y él, como artista, la influenciaba. Lo que encontraron en el criadero en realidad eran emúes, esas aves corredoras más bajitas que las avestruces, pero de gran parecido; tienen tres dedos en las patas cuando las otras, sólo dos.



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