Un ejemplo de libertad de expresión

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Si se me ocurriera proclamar que “la transformación, soy Yo”, y partir de esta declaración le exigiera a mi familia su apoyo incondicional en todo lo que decidiera cambiar; si lo mismo hiciera entre mis círculos de amistades y también demandara el respaldo de toda la gente con la que conviviera; lo primero que sucedería es que me llamarían desubicado, quizá buscarían ayudarme, pero a la larga les dejaría de importar y me quedaría en soledad con mi soberbia para acompañarme.

 



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