“¿UN OUROBOROS EL MUNDO?”

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Respetable… pero patético Juan D’udakis: me sorprende que se asombre de que sus congéneres sean más conocedores e incluso admiradores de las individualidades que más han jodido a los humanos… o sea, de los que sacrificaron a millones de sus semejantes con sus decisiones y acciones… hayan sido ellos Alejandro Magno, Julio César, Gengis Kan o Napoleón, por ejemplo… en vez de conocer y admirar a los que con sus descubrimientos y acciones han beneficiado al bien común de todos los humanos… cuando usted mismo, en gran medida, es representante de lo que critica.

Se lo digo porque, en su admiración por Antón Leeuwenhoek, el hombre que perfeccionó el microscopio y con él descubridor del mundo infinitamente pequeño, el de los microbios, resulta que también fue un opositor de la generación espontánea, tenida por cierta hasta bien entrado el siglo XIX, cuando L. Pasteur acabó con ella con sus experimentos, con lo que se afirmó que la vida no puede surgir más que de la vida y no de la materia inerte… y usted, mi apreciado J. D’udakis… o no sabe o ha olvidado que tiempo después de Pasteur, debido a las aportaciones del ruso A. Oparin y los experimentos del estadounidense Stanley Miller sobre el origen de la vida, se admite que la aparición de la vida pudo ser posible a partir de elementos inorgánicos existentes en condiciones especiales que se dieron hace unos quinientos mil millones de años en el planeta Tierra…



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