BOGOTÁ (proceso)- La decisión de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Colombia de someter a proceso al expresidente Álvaro Uribe por los delitos de soborno y manipulación de testigos, conocida el martes 24, desató un terremoto político en el país y puso al entrante mandatario, Iván Duque, en un dilema.
Para Duque, “delfín” de Uribe y quien asumirá como presidente la semana próxima, no ha sido fácil fijar una posición que deje satisfechos a los colombianos que le exigen respetar la autonomía del Poder Judicial ni a los que creen que, por encima de todo, le debe lealtad a su mentor político.
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