CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un buen gobierno organiza las libertades para la realización del bien común. Éste evita los individualismos mezquinos, los libertinajes. El uso obligatorio de cubrebocas y demás medidas preventivas, nunca equivale a conducta autoritaria, sino a ordenamiento legítimo exigido por el bien común. Toda autoridad responsable debe velar porque se acate dicho ordenamiento. La incomprensión de muchos acerca del uso obligatorio de cubrebocas, radica en el repudio o ignorancia culpable de la naturaleza del bien común. Tal ignorancia y repudio obedecen a las ideologías del individualismo liberal y del colectivismo.
El ordenamiento jurídico prescribe dichas medidas preventivas en aras de la salud pública. Ordenamiento que obliga por su justicia intrínseca; tiene una función directiva, y en su caso coercitiva. Se le presta adhesión porque es justo y redunda en beneficio de todos y cada uno. Si a pesar de su justicia, el ciudadano no respeta el ordenamiento, entonces la autoridad tiene la grave responsabilidad de gestionar que se cumpla. Es un gestionar democrático, legítimo, porque no humilla, sino restablece el orden justo sin el cual no hay comunidad, ni paz, ni salud.
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