Juan José Reyes *
CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Las cosas de Dios parecen cosas de otros tiempos. Y lo son siempre, en un sentido esencial. Están aquí, en los negocios del mundo, en la pura, intrincada, infinita actualidad, y a la vez hacen y habitan la eternidad y los misterios y sus sombras y sus luces. Cae uno plenamente en cuenta de esto delante de hombres como Vicente Leñero, en el que coinciden los tiempos que transcurren y se agitan, se recuerdan, se prevén, se escriben, se imaginan, y los tiempos que son uno, todos los tiempos, tiempos verdaderos.
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