LAS ROSAS, Arg. (proceso).- “Lo más fuerte fue el encuentro con mi madre”, dice Mario Bravo. “Esa primera mirada y ese primer abrazo. El asombro por la magia que existe, la atracción. Yo lo llamo el instinto animal. Que es mirarla a los ojos y saber que es tu mamá”.
Mario tiene 39 años y vive en Las Rosas, un pueblo de la provincia de Santa Fe, a 450 kilómetros de Buenos Aires. Está casado. Tiene tres hijos. Trabaja para una empresa agrícola. Hoy sabe que nació entre mayo y junio de 1976, en la provincia de Tucumán, en la cárcel de Villa Urquiza, que funcionaba como un centro de detención clandestino.
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