CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Desde el sentido de pertenencia al movimiento feminista, muchísimas activistas, de distintas clases sociales, condiciones étnicas y edades salimos a la calle el pasado martes 8 a expresar un anhelo de justicia: ¡basta ya de violencias! Sin embargo, la diversidad de vivencias, intereses y lugares sociales de quienes marchamos también deriva en una diversidad de perspectivas respecto a qué hacer, a cómo incidir en un cambio que destrabe obstáculos estructurales y restañe heridas personales.
Indudablemente una forma de impulsar un cambio que ataje el horror que se vive hoy en México requiere mejorar el acceso a la justicia. Ante las dolorosas denuncias que se han dado, algo indispensable es darlas a conocer y mantenerlas vigentes, pues varies familiares de víctimas lamentan que cuando dejan de ser noticia, los medios dejan de darle seguimiento a los casos. También son necesarias más investigaciones como la que realizó la historiadora Ana Sofía Rodríguez Everaert acerca de “El tribunal de las mujeres en Oaxaca”, un texto extraordinario que la edición electrónica de marzo de la revista Nexos acaba de publicar.
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