Durante 18 años Maha Schekaibán vivió violencia familiar. Pensando que el divorcio podía sacarla a ella y a sus hijos de ese círculo, terminó siendo víctima de una violencia vicaria en la que sus pequeños fueron manipulados y alejados de ella.
El sistema judicial mexicano ha permitido que durante todo un año Maha permanezca impedida para ver a sus hijos, mientras que éstos han vivido con su padre, Bernardo Vogel, pese a que un juez Familiar en la Ciudad de México ya reconoció que los manipula para predisponerlos contra su madre.
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