TOLUCA, Edomex., 20 de abril (apro).- El 5 de noviembre de 2013, dos familias vivieron uno de los momentos más terribles de sus vidas: frente a un juez intercambiaron a los que durante un año y diez meses creyeron que eran sus hijos, pero que en realidad fueron cambiados “con total impunidad– en el Hospital Materno Infantil del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM) del Estado de México, antes de ser entregados a sus madres biológicas.
Aquel día, en el Juzgado Octavo de lo Familiar, los dos hijos mayores de la familia Anaya lloraron y gritaron tras los barrotes de la sala, mientras sus padres entregaban a su hermanito a la señora Estrada, quien a su vez se desprendió del pequeño a quien crió sola con la ayuda de sus padres, pues su pareja la abandonó.
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