Es la zona arqueológica más visitada del país, y su grandeza es enorme. A un paso de la capital del país, “La ciudad de los dioses”, que escapó a la destrucción porque la ruta de los conquistadores no la registró, siempre está amenazada. A pesar de leyes sólidas, del envío reciente de la Guardia Nacional para evitar saqueos, el problema se ha enredado tanto que el instituto nacido para protegerla se fía en la educación de la niñez para su salvación. La expansión desordenada del turismo (globos aerostáticos, grutas cerveceras, motocicletas invasivas) y construcciones ilegales, importan más que su patrimonio.
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