POR J. Jesús Lemus
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La cárcel federal de Puente Grande, en Jalisco, siempre me pareció que sería mi tumba. De alguna forma lo fue: allí, entre sus altas paredes, en las mazmorras húmedas y pestilentes se quedó una parte de mí. Hace exactamente 3 mil 219 días que salí de esa prisión y no ha pasado uno solo de ellos en el cual el recuerdo no me lleve otra vez al interior de la celda.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí