BOGOTÁ (apro).- En el año 2000, cada dos horas y media fue secuestrada una persona en Colombia. Ese año las autoridades recibieron tres mil 572 denuncias por ese delito y sólo un puñado de víctimas –como ahora ocurre en México— tuvo una respuesta efectiva del Estado para proteger sus vidas, ser rescatadas y llevar a la cárcel a sus captores.
Hoy, en Colombia el secuestro es un crimen cada vez menos rentable para la delincuencia organizada. Tanto que, comparado con el 2000, su incidencia ha caído 95%. La reducción de casos –solo van 148 este año, que son menos de los que ocurren en México en un mes– ha sido drástica y constante.
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