CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Fidel Castro fue siempre un aliado del régimen autoritario del PRI. Por décadas, los servicios secretos mexicanos estuvieron a su servicio. Desde su preparación logística a fines de los años 50 para hacer la revolución en Cuba hasta la neutralización, ya en el año 2000, de quienes les resultaran una amenaza.
Por eso no fue extraño que en diciembre de 1988 le diera el aval a Carlos Salinas de Gortari. Tampoco, que en la segunda mitad de los años noventa, con Salinas convertido entonces en un paria internacional, le diera refugio.
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