SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto. (apro).- En esta ciudad hierve la sangre y hasta los niños que salen de la escuela preguntan cómo es que Antonio Luna Hernández, velador de una finca en la salida a Dolores Hidalgo, pudo haber asesinado a sus tres hijos en el baño del inmueble que cuidaba mientras un operativo de agentes ministeriales se enfrascaba en un tiroteo descomunal con supuestos delincuentes que habían rentado el lugar, en la madrugada del sábado 14.
Las protestas de familiares, amigos y ciudadanos sanmiguelenses que permanecen incrédulos mientras Antonio permanece detenido y a disposición de una juez de control del sistema penal acusatorio, llegaron el miércoles hasta la sede de los Juzgados de oralidad del Poder Judicial estatal, la Subprocuraduría de Justicia y la Presidencia Municipal, con pancartas que exigen como demanda principal la renuncia del procurador Carlos Zamarripa Aguirre.
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