MÉXICO, D.F., 11 de febrero (proceso).- La pregunta está en el aire desde hace varios años: ¿Tendrá Irán una bomba nuclear” Cualquiera que sea la respuesta traerá enormes consecuencias para la frágil estructura que sostiene la no proliferación de armas nucleares y para la profundización de movimientos caóticos en el orden internacional. Una respuesta afirmativa animaría de inmediato a otros países de la zona, como Egipto o Arabia Saudita, a tener su propia bomba. Confirmaría, asimismo, que los países de la Unión Europea y Estados Unidos perdieron la batalla en su intento de frenar a Irán a través de sanciones económicas.
La negativa supone que se toma la decisión de detener el programa nuclear iraní a través del uso de la fuerza. Por lo pronto, es Israel el que amenaza con lanzar un bombardeo sobre las instalaciones de dicho programa antes del verano próximo. Los tambores de guerra suenan, pues, con mayor fuerza, mientras se multiplican las incertidumbres sobre cuáles serán las consecuencias de ese ataque.
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