CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Durante marzo, los atentados contra periodistas evidenciaron la impunidad, la debilidad de las estructuras del Estado creadas para prevenir y sancionar los ataques contra el gremio y el desdén del gobierno de Enrique Peña Nieto para reaccionar de manera inmediata ante la tragedia que en ese mes dejó una estela de tres comunicadores asesinados, uno gravemente herido y uno más, intimidado por un intento de asesinato.
El “mes negro” para la prensa en México, como lo califican organizaciones de defensa de la libertad de expresión, fue motivo de comunicados de organismos de las Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en lo que aparenta ser un repunte peligroso de la violencia contra los periodistas.
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