REPORTAJE / PRISMA INTERNACIONAL / BUENOS AIRES (apro).- Rafael Nahuel tenía 22 años. Vivía en un barrio humilde en las afueras de la turística ciudad de Bariloche. Acudía a los talleres de carpintería que ofrece una organización social. Había iniciado una búsqueda de identidad que lo llevó a hurgar en su raíz mapuche.
En las últimas décadas, el avance del agronegocio y la minería han acelerado el proceso de despojo de las tierras reclamadas por las comunidades indígenas. En diferentes provincias argentinas, como la de Río Negro, los pueblos originarios optan por estrategias de recuperación territorial que profundizan las tensiones con los terratenientes, las corporaciones y el Estado.
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