Peña-Calderón: corrupción, impunidad y legado sangriento

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Nadie podrá negar que el período de gobierno de Enrique Peña Nieto es prolongación y acumulación de la violencia, inseguridad e injusticia que el pasado lunes cumplió 11 años desde la declaratoria de “guerra” al narco, que quiso Felipe Calderón -tan necesitado entonces de autoafirmarse- decretar como primer manotazo autoritario y que hoy tiende a profundizarse si, como se espera, en el Senado aprueben en estos días la Ley de Seguridad Interior.

El otro rasgo sexenal es la corrupción -así, de manera genérica porque todo lo abarca- y que por momentos parece enviar a segundo plano los casos de escándalo de Peña Nieto y su entorno, al descargar embestidas contra gobernadores -y motivos han dado para eso- que, en los hechos, resultarán previsiblemente más mediáticas y coyunturales que efectivos actos de justicia.



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