CIUDAD DE MEXICO (proceso).- El pasado 18 de marzo, al registrar su candidatura en el Instituto Nacional Electoral (INE), José Antonio Meade, candidato de la coalición Todos por México, exclamó: “Nadie con fuero, todos iguales ante la ley; ningún privilegio más que el de ser mexicanos”. Y anunció que solicitaría a los legisladores eliminar el fuero en todos los niveles. Un mes después, el jueves 19 de abril, los diputados aprobaron la reforma constitucional que eliminaba el fuero incluso para el presidente. Tres días después, durante el primer debate entre los cinco aspirantes a la Presidencia, Meade pudo vanagloriarse de que él podría ser el primer mandatario sin fuero.
Los priistas y sus aliados (los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza) cuentan con 255 diputados; por lo tanto, pueden aprobar por sí mismos las reformas legislativas, como sucedió con las leyes de Seguridad Interior y de Comunicación Social. Y aunque en este caso se trata de una reforma constitucional, por lo cual los legisladores requerían el voto de las dos terceras partes de los presentes, la irritación social es tal que ningún grupo parlamentario se opuso a la reforma, que fue aprobada por unanimidad.
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