BEIJING (Proceso).- En el distrito de Guomao, el vibrante corazón financiero de esta ciudad, tras la jornada laboral un río de oficinistas fluía hacía los elitistas restaurantes del área. Hoy esos sitios muestran un aspecto desolador, confirma el gerente de un local: sirven una quinta parte de los cubiertos habituales, la normativa prohíbe mesas de más de cuatro comensales y a la falta de clientes se suma la del personal.
La crisis, vaticina, va a enterrar muchos negocios.
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