“Todo en juego” retrata la vida de los adolescentes de un pueblo costero

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El amor, la pasión por el béisbol, la pobreza, la vulnerabilidad ante el crimen organizado, el miedo, la honestidad, la verdad, la amistad y el descubrimiento del amor son los factores que enfrenta un adolescente, Ismael, en el largometraje Todo en juego, de Alfredo  Marrón Santander.

Es un pueblo muy chico junto al mar, en la costa de Oaxaca. Corre el año de 1989. Las casas son humildes y apenas construyen la carretera. Los residentes son tranquilos y unidos. Ismael es el único hijo y se da cuenta que el responsable de la construcción, el cual no es habitante del lugar, es malvado, y eso lo pone en peligro, además, de que padece asma.



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