CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Escribí al inicio de este año que para lograr cambios estructurales por medio del litigio de causas de derechos humanos, una alternativa es cuestionar leyes que no estén en línea con nuestros compromisos internacionales en la materia. Dije que es obligación de los Poderes Legislativos adoptar medidas legislativas para hacer efectivos los derechos que tenemos reconocidos en el ámbito internacional y que el incumplimiento de ese deber debería de ser justiciable como omisión legislativa.
Hace un mes también apunté que es necesario exigir una justicia transformadora. Coincidencia feliz, el miércoles de esta semana la Primera Sala de nuestra Corte listó el amparo en revisión 413/2020, el cual le brinda la oportunidad de empezar a corregir el estado de cosas inconstitucional que padecemos en México debido a la discriminación que sufrimos las personas por nuestras preferencias sexuales, en algo tan elemental y tan trascendente como decidir con quién contraer matrimonio.
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