Álvaro Delgado
MÉXICO, D.F., 11 de mayo (proceso).- Óscar Sánchez Juárez, reinstalado el miércoles 8 como presidente del Partido Acción Nacional (PAN) en el Estado de México, es sinónimo de escándalo: No sólo por ser un declarado admirador de Adolfo Hitler, sino por acusaciones de malversar millonarios recursos públicos como diputado y dirigente, así como por ser parte de la red de complicidades de su partido con el gobierno priista de esa entidad desde que lo encabezaba Enrique Peña Nieto.
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