TETELA DEL VOLCÁN, Mor. (Proceso).- A 3 mil metros sobre el nivel del mar y a unos 12 kilómetros del Popocatépetl, en un paraje conocido como San Isidro se observa que los bosques de Tetela del Volcán tienen “mordidas” de distintos tamaños que les han dado los deforestadores.
Aunque algunas familias se dedican a la tala, tanto autorizada para aprovechamiento forestal como ilegal, según los comuneros son los productores de ciruela quienes más han devorado el bosque. Algunos cultivan por necesidad, pero la mayoría “por ambición”, dicen representantes campesinos de la localidad. “Tienen cómo vivir, pero les gana la ambición; tiran árboles y luego siembran ciruela. No queremos eso”, acusa Luis Sosa Gómez, comisariado de Bienes Comunales.
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