En el sexenio anterior se concretó lo que extrabajadores de Luz y Fuerza del Centro califican de “pacto ilegal y corrupto” entre Enrique Peña Nieto y la dirigencia del Sindicato Mexicano de Electricistas –encabezada por Martín Esparza–, mediante el cual se canjeó dinero de los trabajadores por 15 plantas hidroeléctricas y una termoeléctrica que fueron entregadas a Generadora Fénix, empresa formada por el SME y la trasnacional portuguesa Mota-Engil. Y esa maniobra peñanietista sigue vigente en el gobierno de la Cuarta Transformación.
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