Javier Sicilia
MEXICO, DF, 21 de septiembre (proceso).- La lucha encabezada por la CNTE ha sido, en primer lugar, un síntoma más del desastre y la emergencia nacionales. Al igual que muchos movimientos sociales del país, la CNTE, con justas razones que el poder no se tomó la molestia de escuchar para realizar la reforma educativa, se apoderó de la Ciudad de México. También, y en contradicción con esas razones, la estranguló bajo el uso irracional de su fuerza movilizadora. Lejos de hacerse escuchar y ganarse la simpatía ciudadana, su palabra se ha ido perdiendo llevada por el río de una indignación sin cauce que la propaganda y la prensa se han encargado de magnificar. Ajena a una profunda táctica no-violenta, terminó, bajo la presión del poder, por retirarse del único bastión ganado legítimamente: la plancha del Zócalo de la Ciudad de México.
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