A finales de 2020 el entonces aspirante Rubén Rocha Moya movió los hilos que debía para asegurarse la gubernatura de Sinaloa, buscó entre los liderazgos del Cártel de Sinaloa que le facilitaran un encuentro con Ismael el Mayo Zambada.
Antes de que acabara ese año, en los últimos días de diciembre los contactos llegaron al triángulo dorado del lado sinaloense en busca del aval que les pidió Rocha Moya. Regresaron a Culiacán con la aprobación y se abrieron las aduanas para que el político se reuniera con Zambada García en uno de los ranchos del narcotraficante en las afueras de Culiacán.
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