Ajedrez: Caballerosidad deportiva mal entendida

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-En ajedrez a veces existe algo que se malinterpreta como caballerosidad deportiva, como jugar limpio, aunque en realidad es solamente una exageración a conductas deportivas que se interpretan de forma equivocada. Hace ya tiempo, Navara, el GM checoslovaco, jugaba con el GM Moiseenko, en la Copa Mundial 2011, cuando se presentó una situación anómala. Jugaba Navara y aparentemente tocó el rey y su alfil, prácticamente de forma simultánea. Su rival advirtió al juez y después de unos minutos de discusión parece que quedó claro para Moiseenko que Navara no había querido realmente tocar a su monarca y se le permitió hacer la jugada del alfil. En caso de que el juez hubiese decidido en contra de Navara, éste hubiese perdido la partida inmediatamente pues habría perdido una pieza. La partida continuó y Navara llegó a una posición ganadora. Mate en un par de jugadas… Pero no lo ejecutó. ¿Qué hizo? Ofreció el empate, porque se sentía mal por la situación y discusión anterior. ¿Hizo bien? ¿Hizo mal? Los árbitros le concedieron a Navara y a Moiseenko, unos días después, un premio especial por “fair play”.

De acuerdo a las propias palabras de Navara: “no sé quién tenía la razón”. Navara sintió que el match no debía decidirse por esta situación anómala o por una protesta sin suficiente evidencia. No quería además ser acusado de pasar a la siguiente ronda de forma ilegal y por ello ofreció el empate. A la postre el GM checoslovaco pasó a la siguiente ronda, eliminando a Moiseenko.



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