Javier Sicilia
MEXICO, DF, 13 de agosto (proceso).- Lo que a lo largo de estas semanas no ha dejado de asombrarme es la incongruencia que hay entre el perdón que el presidente y los legisladores pidieron en el Alcázar del Castillo de Chapultepec a las víctimas, y la obstinación de ambos en mantener una estrategia de guerra “””que las ha producido y continúa produciéndolas””” y legitimarla mediante una ley de seguridad nacional. Si no fuera porque en esos hombres y mujeres había, en el momento en que pidieron perdón, una sincera conmoción humana, habría que decir que nos encontramos frente al cinismo. ¿Por qué conmoverse delante de los rostros de las víctimas y al mismo tiempo obstinarse en una estrategia que las produce si en el fondo de sus corazones fueron tocados por el dolor”
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