MÉXICO, D.F., 29 de agosto (proceso).- Una auténtica “historia de terror”, extorsiones, uso desmedido de la fuerza pública capitalina, una serie de cinco clausuras y de falsos defensores de intereses vecinales se hilvana en la disputa hecha pública entre el comunicador más importante del Grupo Televisa, Joaquín López Dóriga, y la empresaria María Asunción Aramburuzabala, una de las mujeres más acaudaladas del país, quien decidió romper el silencio e interponer una demanda penal, el viernes 14, por varios delitos contra quienes la amenazaron con frenar su desarrollo inmobiliario de la calle Rubén Darío 225, en Polanco, en una de las zonas de mayor plusvalía inmobiliaria en el Distrito Federal.
En esta trama, en primer lugar está involucrada Adriana Pérez Romo, esposa de López Dóriga, quien no es la primera vez que amenaza con utilizar la influencia mediática de su marido. En 2002, el delegado en Miguel Hidalgo, Arne Aus Den Ruthen, recordó en sus cuentas de redes sociales que el conductor de Televisa le pidió autorizar una obra ilegal en un predio de su esposa, en Polanco. “Aprende a no meterte con la esposa de un comunicador”, lo amenazó López Dóriga ante la negativa.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí