BRUSELAS, 8 de octubre (proceso).- Los rostros demacrados, la mirada cansada y la piel quemada son las huellas de haberse lanzado a la carretera. Es el costo de los más de 70 días que llevan bajo el inclemente calor de España o el aire helado de Flandes. Sus zapatos están desgastados luego de recorrer los casi mil 700 kilómetros que hay entre Madrid y esta ciudad, capital de la Unión Europea.
Pese a todo los indignados del 15-M de España conservan el buen ánimo. Su movimiento se globalizó: se le han sumado jóvenes de Francia, Alemania, Holanda, el Reino Unido y Polonia entre otros países.
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