MÉXICO, DF (apro).- El asesinato de Rubén Espinosa, fotorreportero y colaborador de Proceso, perpetrado el pasado 31 de julio en un departamento de la colonia Narvarte, en el Distrito Federal, demuestra que en México “ya no existe ningún refugio posible para los periodistas”, según el balance del año 2015 que publicó hoy la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La organización reportó que 8 de los 110 periodistas asesinados este año en el mundo eran originarios de México, el cual permaneció como “el país más mortífero de América Latina para la profesión”, y en particular los estados de Veracruz y Oaxaca, donde los reporteros se vuelven “blancos de las mafias y de las personalidades políticas locales cuando denuncian hechos de corrupción”.
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