CHILPANCINGO, GRO. (proceso).- El secuestro masivo de una familia en Arcelia y el de cinco profesores en el municipio de Ajuchitlán del Progreso, registrados esta semana, exhibió la impunidad y violencia que prevalecen en la entidad, además del fracaso de la estrategia de seguridad federal coordinada por el Ejército desde diciembre de 2014 en la región de la Tierra Caliente, donde la delincuencia mantiene su control territorial.
El grupo que dirige un sujeto conocido como El Tequilero, al servicio de Guerreros Unidos, le disputa a La Familia, encabezada por Jonhy El Mojarro Olascoaga Hurtado, el control de las zonas de producción y trasiego de drogas en la zona norte y la región de Tierra Caliente. Sus recientes saldos muestran cómo la delincuencia logró enquistarse en la industria minera, en la que se han convertido en socios de las empresas extranjeras e incluso les rentan maquinaria con la anuencia de autoridades de los tres niveles.
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