CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- A partir de 2006 los cuantiosos recursos de mexicanos en el extranjero dejaron de preferir los tradicionales paraísos fiscales –como Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Aruba o Bahamas– para empezar a moverse a los nuevos “paraísos operativos”, con Singapur a la cabeza. Esto gracias a los “nulos mecanismos de fiscalización” impulsados entre ambas naciones.
“El mejor escondite que se diseñó desde México es Singapur, y no es casual, basta con revisar el último convenio modificatorio de doble tributación (CM2T) entre ambas naciones, con el cual los mecanismos de fiscalización no son laxos, sino nulos”, dice a Proceso quien fue procurador fiscal del país en 2001, Gabriel Reyes Orona, al explicar cómo operan esos refugios financieros.
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