CIUDAD DE MÉXICO (apro).- ¿Por qué negarlo? Lo admito, este día del niño, respetable lector de la presente, vi con simpatía y, por momentos, me enternecieron las imágenes de infantes y mensajes que informaban sobre lo que son los niños, sus derechos y hasta los promocionales de qué se les debe regalar, qué comprarles, dónde llevarlos para festejarlos, mas en cierto momento ese estado de ánimo se vio alterado en lo que pronto ubiqué que era la voz de un infante que, con lo que iba diciendo, disolvía mi bienestar en la medida en que lo escuchaba decir lo que sigue.

“Perdónalos, Señor, pues no saben lo que hacen. Te suplico que atiendas la súplica de los que todavía no somos, pera ya estamos condenados a nacer: si hemos de nacer, haz que lo hagamos en una de esas familias, la del uno por ciento que son las más ricas del mundo y no nos dejes caer en desgracia, que es lo más probable, en una de las tantas que son de las pobres del mundo, pues tú, mejor que nadie sabes que cuna es destino y que para nada es cierto el refrán que asegura que todo niño que nace trae su torta bajo el brazo.