CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para ser un simple “anónimo” que sólo contiene “información imprecisa, falsa y engañosa”, Emilio Azcárraga Jean y sus ejecutivos de Televisa han hecho todo para sobredimensionarlo y elevarlo a categoría de “documento maldito”, no por su carácter mentiroso sino por el contenido explosivo de sus revelaciones, quizá algunas ciertas y otras colocadas ahí exactamente para abrir pistas incómodas sobre la riqueza de los Cuatro Fantásticos.
Primero, Azcárraga Jean admite el 5 de mayo ante The Wall Street Journal la existencia del documento y revela que ordenó una investigación al bufete de abogados de Nueva York denominado Watchell, Lipton, Rosen and Katz, y advirtió que “ejercerá todas las acciones legales a que haya lugar contra los responsables de la carta”.
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