CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El país está irritado. En los últimos años, el número de conflictos sociales va en aumento, lo mismo en las grandes ciudades que en pequeñas comunidades que se resisten a aceptar ciertas políticas públicas, a la imposición de grandes proyectos de energía o infraestructura o que responsabilizan al gobierno por sus problemas. Es lo que el pasado abril el propio Enrique Peña Nieto calificó de “mal humor social”.
Más allá del movimiento magisterial –que en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene hoy el rostro más visible y movilizado de la protesta contra el gobierno de Enrique Peña Nieto– por todo el país se pueden identificar más de 250 conflictos sociales, en su mayoría inconexos y con objetivos varios.
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