WASHINGTON (proceso).- Entre defensores de derechos humanos y diplomáticos latinoamericanos no hay duda y denuncian: México quiere debilitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y dejarla sin dientes por haber derrocado la “verdad histórica” del gobierno de Enrique Peña Nieto en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“Me da la impresión de que el enemigo principal de la CIDH en este instante es México”, dice a Proceso José Miguel Vivanco, director de la División para las Américas de la organización Human Rights Watch (HRW).
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