Bernardo Barranco V. *
MEXICO, DF, 17 de diciembre (proceso).- La manera abrupta y contradictoria con la que actuó para reformar el artículo 24 de la Constitución, exhibe una vez más los afanes de la clase política por congraciarse con la jerarquía católica. Con madruguetes y artificios legislativos, tal como ocurrió con las reformas en las 19 entidades en las que se repenalizó el aborto en 2009, se evita el debate y se impone el albazo. El PAN y el PRI hicieron mancuerna de nuevo para avalar una vieja pretensión de la Iglesia católica: elevar a rango constitucional la libertad religiosa.
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